Las quejas por numerosas llamadas comerciales diarias están en pleno auge, siendo nuestros datos personales los precursores de cada una de ellas.
¿CÓMO CONSIGUEN NUESTROS DATOS?
El motivo más común es la cesión de datos. Pero, como regla general y en base a la normativa de protección de datos, la cesión de datos sin consentimiento está prohibida.
Por ello, la mayoría de las empresas de servicios de pago solo recopilan los datos necesarios e imprescindibles, mínimos, para la prestación del servicio sin cederlos a terceros.
Ahora bien, la situación cambia bruscamente cuando se trata de servicios gratuitos. Sobre todo, aquellos accesibles a través del motor de búsqueda Google o aplicaciones.
En estos casos, las empresas interesadas suelen recabar más datos de los que realmente necesitan, cediéndolos a terceros sin que el usuario sea consciente de ello debido a la falta de claridad de los términos y condiciones de usos.
¿QUÉ DATOS SON IMPRESCINDIBLES?
Normalmente, los datos imprescindibles o mínimos son el nombre, apellidos y/o DNI.
Por tanto, otros datos, como puede ser nuestro número de teléfono, son datos innecesarios salvo que se trate de algún fin concreto, específico y legitimado por imperativo legal.
Asimismo, estos datos no pueden cederse sin un consentimiento libre y expreso, ya que, en caso contrario, no solo se vulneraría la normativa de protección de datos, sino también el propio derecho a la intimidad de los usuarios.
Ahora bien, existen otro tipo de datos, los datos segmentados o disociados, los cuales sí se pueden comercializar, totalmente diferentes a los datos personales.
Este tipo de datos impiden la identificación del titular, estando completamente anonimizados y garantizando la imposibilidad de conocer la identidad del usuario.
Así, los datos disociados, suelen utilizarse, por ejemplo, a fin de estudiar tendencias de mercado o realizar estadísticas sobre temas o aspectos sociales concretos.
¿CÓMO PUEDO EVITAR EL USO DE MIS DATOS? ¿CÓMO EVITAR ESTE TIPO DE LLAMADAS?
Ante estas situaciones, todos los afectados pueden optar por tres vías.
En un primer lugar, se encuentra la Lista Robinson, iniciativa que surgió en 1993 y que, actualmente, consiste en un registro de inscripción gratuita que pretende evitar el tratamiento de datos con fines publicitarios.
Sin embargo, y a pesar de estar inscrito en dicha lista, nadie puede asegurar que las empresas dejen de llamar, pero, dado el compromiso que genera esta inscripción, su vulneración puede tener consecuencias legales.
Seguidamente, y como segunda vía, está la posibilidad de ejercer nuestro derecho de oposición al tratamiento, recogido en la normativa de protección de datos. En este caso, la mayoría de las empresas suelen facilitar unos datos de contacto a fin de poder comunicarte con ellas para ejercer dicho derecho, siendo tan fácil como enviar un e-mail.
Finalmente, y en última instancia, podremos acudir a la Agencia de Protección de Datos para denunciar este tipo de conductas, sobre todo, si la conducta continua a pesar de estar inscrito a la Lista Robinson o a pesar de haber ejercido nuestro derecho de oposición al tratamiento.
Por tanto, y como hemos podido ver a través de este blog, nuestra intimidad, así como nuestros datos deben ser respetados y tratados de forma correcta, siendo este tipo de conductas claras vulneraciones del derecho a la intimidad y a la protección de los datos de carácter personal, pudiendo llegar a tener graves consecuencias legales para la empresa infractora.